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jueves, 17 de mayo de 2012

Masterización: las técnicas artesanales





Los estándares de la industria discográfica están basados en rangos de frecuencia dependientes de las curvas isofónicas. Fueron investigadas inicialmente por Fletcher y Munson, y posteriormente por Robinson y Dadson, siendo estas necesarias para la percepción compensada de toda la banda de frecuencia (20hz – 20khz). Por ese motivo, tanto altavoces como circuitería están diseñados para poder cubrir esos rangos que nuestro oído no puede llegar a detectar por su morfología, sobre todo a volúmenes medios y bajos.
La excitación de altas y sobre todo de bajas frecuencias, es necesaria para que, sin llegar a los 80 ó 90dB SPL, o de presión sonora, podamos disfrutar de una escucha definida en estas frecuencias que como hemos comentado antes, nuestros oídos no puede escuchar con la suficiente amplitud.
En las sesiones de estudio en las cuales solo podemos trabajar con pequeños monitores de 5 a 8” no podemos escuchar con claridad esa gama alta y baja, desbalanceando tonalmente instrumentos, mezcla y master. Por ese motivo tan solo a presiones sonoras muy altas y con grandes altavoces, podemos detectar esas frecuencias que a bajas potencias son indetectables. Nuestra desagradable sorpresa es, que después  al hacer la comprobación en reproductores  domésticos o en potentes equipos de coche o discoteca, toda la zona de frecuencias medias se debilita a causa del incremento de la banda alta y baja, que nuestros pequeños altavoces nos han dictado. Lo primero que escuchamos son unos agudos muy crudos e irritantes, y unos graves amontonados, confusos y sin definición, dándonos la sensación de pobreza de espacio acústico.
La solución a estos males, la encontré hace más de veinte años estudiando la relación entre las curvas isofónicas de audición humana y los sistemas estándar de reproducción sonora. Todo esto como he comentado anteriormente, depende de la presión sonora o potencia de escucha (a mayor potencia mejor definición de frecuencias graves y agudas). El problema, aparte del encarecimiento de nuestro estudio, tanto por el coste de grandes altavoces empotrados como el cubicaje y acondicionamiento acústico, son nuestros oídos, los cuales llegan a una fatiga auditiva en poco tiempo, dañándose de forma irreparable y dando pié a la aparición de los molestos acúfenos (ruidos internos del oído).
El conocimiento de la electrónica me ayudó en gran medida, a investigar y empezar con los primeros ensayos de mi prototipo M.R.P. (Mastering Reference Preamplifier). Su cometido, emular esas curvas que detecta el oído a gran potencia, pero a una escucha relativamente baja (40 – 50dB SPL). Me di cuenta que en la exposición a altas presiones sonoras, el rango de frecuencias medias, tendía a comprimirse por un sistema de seguridad del propio órgano auditivo, haciendo así mayor la percepción de frecuencias altas y bajas. Entonces era cuestión de fabricar un aparato que modificase esas curvas de la forma más estándar posible y a una potencia de escucha baja.
Por eso intenté aproximarme lo más posible en mi diseño a ese estándar, haciendo el promedio de respuesta sonora sobre un montón de altavoces y fabricantes. También comprobando entre diferentes estilos musicales, grabados y mezclados  todos ellos en estudios de la máxima calidad y con un alto SPL.
Durante más de un año, estuve reajustando con montones de pruebas electrónicas y material sonoro el emulador, reajustando pequeños retoques sobre todo en la pendiente o caída de la curva de los filtros. Su resultado ha sido y sigue siendo óptimo para mí y para todos los que siguen mezclando y masterizando con él, a volúmenes prudentes y escuchando todas las frecuencias de desecho o basura, situadas sobre todo en el espectro grave y medio grave, que invaden nuestras mezclas ensuciándolas  y que es imposible percibir en plano con altavoces de pequeñas dimensiones.
La gran ventaja, es que está diseñado para trabajar con los mismos altavoces de estudio de campo cercano y medio campo de 5 y 8” pudiendo monitorizar conmutando así dos rangos muy diferentes de altavoz. Su cometido principal es dar la sensación sonora de un gran altavoz de estudio, coche o discoteca en un pequeño altavoz de monitorización. A demás puede monitorizarse  en su entrada “B” cualquier fuente sonora proveniente de CD, DAT, etc., chequeándose con o sin emulación, observando así el balance sonoro de cualquier trabajo comercial.
En el apartado de conmutación no podía faltar el registro mono, para lograr una monitorización lo más correcta posible. La filosofía del trabajo de toda la mezcla en mono, consiste en realizarla construyendo todos los planos sonoros con la máxima dificultad. El estéreo nos da la sensación de estar mejor mezclado, por lo agradables que son para el oído las pequeñas diferencias de fase y retardo, las cuales engañan nuestra percepción desconcentrándonos totalmente y perdiendo el citado plano sonoro. Si mezclamos en mono, lo que vamos a intentar es conseguir una sensación auditiva lo más plana y extendida posible, que incluso parezca que está en estéreo. Una mezcla en mono tiene que sonar tan agradable que no debemos echar en falta la posición estéreo. Mis alumnos lo saben bien y al principio de las clases, siempre se asombran de los resultados cuando lo ven en la práctica (hablo de ver porque el plano y extensión sonora con una educación auditiva adecuada puede percibirse visualmente). La distribución de panorámicas y balances de una mezcla, suele hacerse al final, observando que con poca desviación de los panoramas, suena amplia, porque como me he referido antes, en mono, ya tiene que darnos esa sensación de amplitud.  
Por ese motivo esta máquina el M.R.P. lleva incorporado un selector, L - R, Mono y Stereo, y tres puntos de emulación (1- compensación acústica y detección de sonido basura, 2 – emulación de la coloración del estándar hi-fi, 3 – emulación de grandes altavoces de estudio y P.A.). Como complemento lleva incorporadamonitorización para auriculares con sistema Crossfeed (x-feed), el cual disminuye la fatiga auditiva, emulando el campo acústico generado por los altavoces. Es como cuando estamos sentados en el “Sweet Spot” o punto dulce de escucha. De esta manera detectamos una percepción más frontal, y un campo acústico más natural. Los auriculares sin esta corrección nos exageran un estéreo irreal y una audición de las frecuencias graves demasiado expandidas. Como veis con este sistema de monitorización, los podemos utilizar más frecuentemente en la mezcla y masterización, pero sabiendo que la escucha más real proviene siempre de los altavoces.
No obstante, debemos volver después de cada chequeo, a la posición plana (sin emulación) para controlar el rango medio. Nos servirá de gran ayuda, la comparación de música ya editada de la más alta calidad, pudiendo observar, que en las buenas mezclas y masterizaciones la emulación sonará muy agradable y potente, sin pérdida del rango medio, con un equilibrio y definición en graves y una respuesta elegante y suave en agudos. También nos daremos cuenta de lo que podemos aprender educando nuestros oídos al escuchar estas grabaciones de calidad totalmente analizadas gracias a nuestro emulador.
Para no pasarnos de presión acústica y sacar el mayor rendimiento posible al M.R.P., lleva incorporado un micrófono y un indicador led, el cual nos avisa, que la presión sonora ya ha alcanzado los 50dB SPL.
Todos mis trabajos desde hace exactamente veintidós años, han sido monitorizados con este aparato, desde el principio hasta el master final, de cualquier estilo musical. Digo desde el principio, porque desde el mismo registro sonoro nos ayuda a encontrar el punto más eficaz de cualquier instrumento, sean guitarras acústicas, eléctricas, contrabajos, baterías, etc.

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